Escudo de armas de Don Manuel de Zúñiga y Fonseca, conde de Monterrey
Santa Escolástica
Un manto le cubre la cabeza y los hombros, con una textura rugosa y pliegues que imitan el tejido, acomodándose sobre una túnica de líneas verticales, y que diferencia los brazos perfilando el arranque de los mismos. Una tercera prenda le cubre el cuello, dotándole de realismo la sucesión de pliegues ondulados que siguen paralelos a la línea del óvalo del rostro. Se juega con el contraste entre el diferente trabajo de las superficies, pulidas o rugosas, de las distintas vestimentas, buscando un efecto de naturalidad y realismo. En la parte inferior del busto se sitúa una teca ovalada para conservar y exponer la reliquia, enmarcada por un exuberante marco formado por un querubín y volutas geométricas que se entremezclan a modo de copete, y que van cayendo por los laterales hasta la parte inferior de la teca. El busto se asienta sobre una peana de base cuadrada y cuerpos decrecientes, el primero compuesto por una moldura cóncava entre zócalos rectos, que sustentan un segundo cuerpo troncopiramidal de caras alabeadas sobre el que se asienta el tercer cuerpo prismático en el que apoya el busto. Luce en el frente un escudo sexpartito: en el primer cuartel, las armas de los Fonseca; en el segundo, las de los Zúñiga; en el tercero, las de los Guzmán, cuartelado en sotuer, jefe y punta de azur con una caldera de oro jaquelada de gules con siete cabezas de sierpe en cada asa, y segundo y tercero en campo de plata, cinco armiños de sable puestos en aspa, con bordura de catillos y leones; en el cuarto, las de los Acevedo; en el quinto, las de los Viedma; en el sexto, las de los Ulloa. Se trata de las armas conjuntas de don Manuel de Zúñiga y Fonseca y de doña Leonor de Guzman Pimentel, condes de Monterrey y Fuentes.
La utilización del castellano, y no del italiano o del latín, en la inscripción del nombre del santo podría deberse bien al origen hispano del comitente de la obra o bien a la incorporación de la misma una vez que la pieza se hallaba en España. La documentación permite identificar este conjunto de bustos con los robados del convento de las Agustinas de Monterrey de Salamanca en 1810. La inscripción con el nombre parece responder, por sus motivos decorativos, a una reforma del siglo XVIII (quizás a 1777, cuando se construye un nuevo relicario).
CAMPS CAZORLA, Emilio. Inventario del Museo Lázaro Galdiano (1948-1950). FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO. Guía breve del Museo Lázaro Galdiano. Madrid: FLG, 2005. p. 91. MIGUÉLIZ VALCARLOS, Ignacio. "Bustos relicarios italianos en el Museo Lázaro Galdiano". Madrid: FLG, 2006. pp. 3-10; Revista Goya nº 310.