Destaca esta fuente por su marcaje que ya mencionamos en ocasión precedente. Quizá hasta ahora no ha habido una identificación exacta de este tipo de marcas en que aparecen, entre otras, castillos y el apellido Pedrera con distintas variantes. No tenemos todavía seguridad plena, pero pensamos que en esta pieza las marcas fueron impresas por el ensayador mayor de los reinos, que gozaba de esta facultad. Utiliza una marca de castillo que es del mismo tipo que la marca de corte de Madrid y su apellido. Hasta cuatro miembros de la familia Pedrera se sucedieron como ensayadores mayores: Esteban, Andrés, Bernardo y Francisco. Por razones cronológicas y conociendo otras marcas, opinamos que en este caso se trata de Andrés de Pedrera, que fue nombrado el 3 de marzo de 1632 a la muerte de su padre y ocupó el cargo hasta 1652 o poco más, pues su sucesor, Bernardo, fue nombrado el 21 de septiembre de 1653. La otra marca personal corresponde al artífice. No conocemos con tal nombre o apellido en la época sino a un platero activo en Madrid: Esteban Domingo de Villamayor, a quien atribuimos, por tanto, la marca y la pieza. Ignoramos a quién corresponden las armas del escudo y quién fue el doctor Martínez, cuyo anagrama aparece por el reverso. El tipo de letra corresponde a la época de la fuente y pudo ser el primer o segundo propietario de la misma. Se trata de una pieza muy sencilla, pues carece de decoración. Sin duda fueron abundantes las fuentes que se hicieron son adorno en la orilla, asiento y campo, pero esa misma carencia ornamental las condenó a la fundición una vez pasada la moda de su uso, lo que sucedió tras la llegada de la nueva dinastía borbónica, mientras otras de mejor apariencia se han conservado hasta nuestro días. En este ejemplar incluso el tamaño es menor que en la mayoría pues, si bien por poco, no llega siquiera a la media vara. En realidad, si no fuera por el asiento, más parecía un plato que no una fuente, pues esta estructura, incluida la orilla, es la que muestrann muy diversos platos de vajilla de la época. De todsa formas el ejemplar está bien proporcionado y cuidadosamente ejecutado, con técnica propia de los artífices que durane el siglo XVII trabajaron en la corte.