Identificado el cuadro como un retrato pintado por Goya a Leocadia Zorrilla, la mujer que pasara con el genial aragonés los últimos años de su vida, según una inscripción escrita por el propio Lázaro en el reveso de una fotografía del cuadro, siempre han existido dudas sobre la identificación, además de descartarse de plano tan descabellada atribución, que obedece una vez más a la verdadera obsesión que este coleccionista demostró durante toda su vida por acaparar cuantas obras se le ofrecían atribuidas al pintor de Fuendetodos. No obstante, si se atiende a esta misma inscripción, que testifica que el lienzo fue un regalo a José Lázaro de las sobrinas de la pintora Rosario Weiss, hija de la retratada, y se tiene en cuenta el hecho de que no se conoce hasta el momento ninguna otra efigie absolutamente indiscutible d esta dama que permita afirmar lo contrario, parece prudente mantener, aunque con bastantes reservas, su tradicional identificación [...] Es retrato de calidad bastante discreta, resuelto con una técnica muy sumaria y de escaso atractivo [..]. Lo abreviado de su factura parece indicar su ejecución rápida, casi a modo de apunte, en una sola sesión, pero las inseguridades de dibujo y la planitud de los empastes, realmente torpes en zonas como la escofieta o los cabellos, no permiten pensar en un pintor de formación sólida, ni siquiera en la hija de la presunta modelo, la pintora Rosario Weiss..