Presenta la imagen que, con escasas variaciones, debió tener en la época de su construcción el palacio de poderoso Diego Arias Dávila, padre del obispo don Juan. Presenta un estilo de construcción muy característico del momento: muros mixtos donde se alternan partes de mampostería parcialmente recibida con cal sigiendo la forma irregular de las piedras, verdugadas de ladrillo visto con grueso tendel y tapial cubierto con revoco liso o decorado con un leve esgrafiado. Además de la imponente torre principal, fielmente conservada en la actualidad, tuvo otra menor en la fachada de poniente, construída con ladrillo y tapial, hoy truncada y oculta su traza bajo la moderna fachada. En cuanto a los huecos de ésta, observamos cómo cerca del arranque de esta segunda torre se aprecia una portada pétrea no muy definida enmarcada con alfiz cortado a media altura, igual a los conservados en la torre, portada que se acompaña en esta planta, de marcado carácter defensivo, por saeteras y dos ventanas enrejadas. El resto de los vanos, a excepción de los balcones de la planta noble, parecen conservar la forma y distribución original tal y como sucede con la galería de arcos rebajados de la tercera planta. Montado sobre cartulina.