Como ya señaló Camón, la marca corresponde a Barcelona. Esta variante fue utilizada durante el siglo XVII y, según demostró Esteras, al menos hasta 1688; en 1699 podemos asegurar que ya se usaban otras. El análisis formal de la obra nos inclina a señalar que hubo de ser hecha a fines del siglo XVII o todo lo más en los inicios del siguiente. La identificación del obispo q quien pertenezcan las armas del escudo permitirá precisar la datación. Por ahora tan solo podemos indicar que no lo fue de la diócesis de Barcelona. No existe ningún estudio monográfico de conjunto sobre la platería barcelonesa de la edad moderna. Por ello no es posible calibrar el grado de originalidad y rareza de esta pareja de fuentes. [...]. Desde el punto de vista estructural resalta la gran profundidad del campo o, lo que es igual, la altura d ela orilla. También el asiento se eleva notablemente. Los frisos ornamentales aparecen separados por zonas lisas relativamente amplias, tanto el borde d ela orilla como la caída hasta el campo de la pieza y el cerco inferior del asiento. El ornato ocupa todas las zonas disponibles, que son no solo la orilla y el filete del asiento sino el campo y la moldura alrededor del asiento. El resultado es muy diverso del que ofrecen las fuentes castellanas tradicionales. La diferencia se hace todavía mucho más acusada por la técnica y los motivos empleados en el ornato. De una parte, el relieve es muy alto y deja tan escaso espacio vacío intermedio que apenas se vislumbra. De otra, son tallos y flores con distintas variantes, pero siempre de carácter naturalista, muy alejado de los geométrico y abstracto que había predominado desde comienzos del siglo durante mucho tiempo. En el par de cuentes de la colección Lázaro se repite el mismo motivo ocho veces en la orilla sin variantes y sinque resulte interrumpido por ningún otro elementos que sirva de eje de simetría. En cambio, en el campo de la pieza existen cuatro florones que sirven de eje, repitiéndose, lo mismo que los pares de roleos. En torno al asiento se vuelve al uso de ocho elementos semejantes, que son los mismos que en la pieza de Valencia. Más allá de todas estas consideraciones, no hallamos ante un par de piezas de excepcional calidad, magnífico ejemplo de pleno Barroco por su opulencia y naturalismo. Pareja del Inv. 2477