Compañero del anterior (Inv. 7472]. Se ha pensado, incluso, que ambos formasen parte de un solo lienzo de mayor tamaño, recortado para hacer dos cuadros. Ambos se vienen considerando obras de Juan Bautista Martínez del Mazo y como tales se exhibieron en 1960-61 en la exposición dedicada a Velázquez y lo velazqueño, diciéndose incluso que uno de ellos llevó la firma de este artista y que se le borró en el comercio para poder afirmar que "debían de ser de Velázquez". Se han aducido también, en favor de esa atribución, las palabras de Palomino que afirmaba que Mazo "pintó admirablemente cosas de montería", sin advertir que dichas palabras no se pueden interpretar como alusión a bodegones de caza, sino a lienzos con escenas de cacerías en el monte como, de hecho, sabemos bien que hizo. [...]. Este execelente bodegón, como su compañero, en modo alguno pueden ser considerados hoy de mano del yerno de Velázquez, cuyas raras obras seguras muestran una técnica y un sentido del color y de la forma absolutamente distintos del áspero realismo de estos lienzos, de tan sorda gama de color de predominantes terrosos, y de pincelada crasa y pastosa, movida con nerviosa aspereza. Ya SAmbricio, en 1960, aun aceptando la atribución a Mazo por la autoridad d ela firma que nadie ha visto ni transcrito, indicaba que de no conocerse ésta "hubiérase podido atribuir a Lasarte", evidente error por Loarte. Nada se sabe de la procedencia de estos lienzos pues, en carta a Cavestany de 1936, Lázaro cuenta que los adquirió en París, habiéndolos visto antes en Madrid constituyendo un solo lienzo claramenet firmado por Mazo. La fecha excluye, desde luego, la atribución a Loarte, muerto en 1626 y cuya técnica está muy lejos de las de estos lienzos, a pesar de que Cavestany la creyese próxima al pintor toledano. Cabría pensar en Herra el Viejo de quien hay testimonios de que pintó bodegones, aunque no se ha identificado ninguno hasta ahora. Su sentido del color y de la materia no está lejos de lo que estos bodegones muestran, pero resulta sumamente arriesgado sugerir la atribución que sólo ha de aceptarse como hipótesis por ahora inverificable.