La pieza representa a un caballo al galope, lanzado a la carrera sobre sus patas traseras. Sobre él, un jinete se representa cayendo de su montura, víctima de una herida en el cuello. El jinete es un militar oriental, armado con espada (más bien un sable o machete, pues el dorso es recto) y escudo redondo con umbo. Se le representa caído sobre el caballo, de forma que queda tumbado sobre el citado animal y afrontado al espectador. Cada pierna está a un lado del caballo. El broncista ha intentado reproducir el momento de la caída del guerrero, inmediatamente después de haber recibido una herida en el cuello. La indumentaria y el peinado son los propios de la representación de orientales: primero, el gorro de tipo frigio. Segundo, está peinado al estilo oriental, con pelo corto hasta la nuca, con bucles y barba recortada. Por tanto un militar oriental, probablemente un persa, una de las nacional tradicionalmente enfrentadas a los romanos. Por lo demás, lleva una ropa apropiada a la moda bajoimperial, de los siglos III y IV: una túnica corta plisada, de manga larga. Una capa corta, sujeta por una fíbula, probablemente discoidal [...] Lleva también calzas cortas, por encima de la silla. Al caballo se le representa de perfil, en actitud de galope tendido con las dos patas levantadas. La boca está abierta y las orejas son cortas y puntiagudas. El artista ha representado también la crin, revuelta y sin cortar. La cola se ha perdido, y es posible aún observar el punto por el que se ha roto. La anatomía, en general, ha sido objeto de detalle por parte del artista, aunque hay que tener encuenta que la mayor parte del animal está oculto por el cuerpo del jinete herido. Tiene dos perforaciones cilíndricas de 2mm de diámetro cada una: la primera en el ojo y la segunda en la basee de la crin. La pieza está concebida para ser parte de una escena más compleja desarrollada sobre un friso. Hay que suponer que habría un fondo, sobre el que estaría remachado el caballo por medio de remaches que han dejado su huella en dos orificios, y una base, sobre la que apoyaban las patas traseras. Concretamente la pieza tiene tres puntos de unión: dos agujeros a la altura de la cabeza del caballo, uno junto al ojo y otro en la base de la crin. El tercero son las patas traseras: ambos cascos apoyan sobre la base.