De perfil octogonal, se compone de dos gruesas piezas iguales de cristal, con tablas ochavadas y facetas laterales. El reverso tiene nueve medias esferas que la unir la pieza anterior, conforman sendas cavidades donde se ubican fragmentos de huesos, presumiblemente reliquias. Se rodea por cerquillo con doble orla de ces caladas y un cordón escarchado, con remate superior y asa plana. Las aristas laterales se ocultan en ambas caras por franjas de filigrana sujeta por remaches de hilo, de las que cuatro están sueltas, y el centro se rodea por amrcos internos de roleos de filigrana muy delicados, cargados de esferillas.
La finura de la filigrana sugiere un centro especializado en la producción de filigrana al aire, que fue novedad a paritr de la tercera década del siglo XVI, mientras que el escarchado es una técnica arcaizante, que remite a ejecuciones de carácter popular. La talla en disposición octogonal comienza a realizarse en los años finales del siglo XVI, siendo los ejemplares más antiguos muy gruesos, con facetas laterales en trapecio y, a veces, ventanas en forma de burbuja. La decoración de filigrana presenta caracteres comunes a Italia y España, si bien, en este caso, ciertos recursos formales, como el ahorro de material o la crestería interna, apuntan hacia ejemplares lombardos. Además, la idea de las nervaduras que recorren las aristas en una labra poligonal del cristal la encontramos también en los azafates producidos en Milán hacia 1620.
ARBETETA MIRA, Letizia. El arte de la joyería en la colección Lázaro Galdiano. Segovia: Caja Segovia-FLG, 2003. p. 123, nº 91. CAMPS CAZORLA, Emilio. Inventario del Museo Lázaro Galdiano (1948-1950).