Medallón relicario de perfil octogonal, compuesto por centro de cristal de roca con talla facetada en doble orla, a ambos lados, y cerquillo de oro esmaltado con decoración fajada a tramos y crestería de ces, unidas por sus extremos con segmentos curvos, de labor calada. El remate consiste en dos ces unidas por faja y argolla plana, asa y reasa. Los esmaltes de la crestería son excavados, en blanco y azul celeste opacos y gotas de verde de trasflor.
El medallón debió contener elementos interiores, que hoy faltan. El diseño de la crestería es similar al que aparece en numerosas piezas, bien relicarios ochavados, rectangulares, triangulares o redondos, así como en la larga serie de lo que se conoce como placas de cofradía. Las características de esa labor, muy común en España, nos permite considerar la pieza española, si bien el cristal puediera provenir de la ciudad de Milán, donde se procesaban en numerosos talleres los grandes bloques de cuarzo hialino provenientes de los Alpes. La forma ochavada prolongada fue popular en la primera mitad del siglo XVII, en la que se produjeron placas trapezoidales de cristal que serían montadas en forma de azafates, algunas con las cresterías caladas a modo de encajes, realizadas en la propoia masa del cristal de roca.
ARBETETA MIRA, Letizia. El arte de la joyería en la colección Lázaro Galdiano. Segovia: Caja Segovia-FLG, 2003. pp, 123-124, nº 92. CAMPS CAZORLA, Emilio. Inventario del Museo Lázaro Galdiano (1948-1950).